Dice un amigo periodista en su muro de
Facebook, esperando respuesta solidaria de los colegas. El primer comentario
resulta dolorosamente verdadero: Ni te las dará.
Misui, es el nombre de la mujer del
caso más mediático de violencia de género en lo que va del año, la historia
resulta adictiva, tiene la dosis perfecta de miseria humana que necesitamos
para sentirnos menos desafortunados.
- Yo no lo defiendo, si no vamos a la ignorancia de ustedes que me hayan sacado un video de esa manera.
“Ella venÃa con los sÃntomas de las drogas” responde su madre a la pregunta de la periodista ¿realmente Misui estaba bien ayer cuando le hablo a los medios? Y luego añade ¿En algún momento de crisis intento ella agredirla a usted? La respuesta es afirmativa. Luego un efecto de sonido que refuerza la idea de vÃctima, precede a una fotografÃa de Misui con la cabeza rapada y las heridas visibles.
El guion es perfecto: “me arrastro de los pelos hasta la pista y con puños y patadas me golpeo las costillas” dice una voz en off que reproduce la declaración de Misui a la policÃa. Luego aparece el padre, aquel que la abandono desde pequeña, y a quien ella culpa de sus males actuales. El mensaje es entendido por los televidentes: Es un problema de una familia disfuncional.
La hermana en el reportaje lee el supuesto diario de Misui, unos poemas. La intimidad es vulnerada pero no importa la gente necesita saber que siente la mujer que hasta las últimas consecuencias está dispuesta a defender a su pareja aunque le cueste la vida. “Los amo hijos mÃos, siempre seremos una familia, pase lo que pase…”
Encendemos la Tv, miramos los diarios
en los quioscos, escuchamos la radio en la combi, el nombre de Misui se repite
para la nueva entrega de esta novela mitad real mitad ficción, aunque muchos no
pueden diferenciar que parte pertenece a la realidad y que parte es solo
invención nuestra (la prensa).
- Yo no lo defiendo, si no vamos a la ignorancia de ustedes que me hayan sacado un video de esa manera.
Las lÃneas de arriba pertenecen a la
conversación de Misui con periodistas después de su regreso a la casa de su
madre, su voz tiene un acento distinto, colombiano dice una cronista de un canal
de televisión capitalino, que relata la historia de tal manera que mantenga la
atención de los espectadores.
Golpeada por casi un hora… El hombre
casi la mata, son algunas de las frases del reportaje que nos convencen que
Misui necesita ayuda y protección a pesar de que su conducta parezca ser la de
una creyente que prefiere poner la otra mejilla: “El único que se tiene que
encargar de juzgar es Dios…”“Ella venÃa con los sÃntomas de las drogas” responde su madre a la pregunta de la periodista ¿realmente Misui estaba bien ayer cuando le hablo a los medios? Y luego añade ¿En algún momento de crisis intento ella agredirla a usted? La respuesta es afirmativa. Luego un efecto de sonido que refuerza la idea de vÃctima, precede a una fotografÃa de Misui con la cabeza rapada y las heridas visibles.
El guion es perfecto: “me arrastro de los pelos hasta la pista y con puños y patadas me golpeo las costillas” dice una voz en off que reproduce la declaración de Misui a la policÃa. Luego aparece el padre, aquel que la abandono desde pequeña, y a quien ella culpa de sus males actuales. El mensaje es entendido por los televidentes: Es un problema de una familia disfuncional.
La hermana en el reportaje lee el supuesto diario de Misui, unos poemas. La intimidad es vulnerada pero no importa la gente necesita saber que siente la mujer que hasta las últimas consecuencias está dispuesta a defender a su pareja aunque le cueste la vida. “Los amo hijos mÃos, siempre seremos una familia, pase lo que pase…”
“Yo le he pagado una persona
especialmente para que la busque. Yo bien claro le dije a esa persona, a la
buena o a la mala, mi hija tiene que salir, porque yo no lo voy a dejar con ese
tipo” confiesa la madre de esta manera una búsqueda paralela a los operativos
policiales por ubicar a Misui.
Hasta aquÃ, nos hemos enterado que la
protagonista de la historia tiene 2 hijos, que desde pequeña consume terokal,
que no acepta ayuda, que su infierno personal era parte de su intimidad hasta que el video de la agresión apareció en casi todos los canales de
televisión del paÃs.
El reportaje concluye que hasta Julio
se han registrado 52 casos de feminicidios en el paÃs. La voz en off al final
nos dice: Si Misui se propone podrá vencer su adición por las drogas y esa
relación enfermiza que hoy la tiene
alejada de sus seres queridos, en un cuarto, luchando contra ella misma.
Y las preguntas son necesarias ¿Esta
historia es una noticia? ¿La periodista le ha dado el enfoque adecuado? ¿Nos
importa esta historia? ¿De qué nos sirve conocer esta historia? ¿Verdaderamente
queremos ayudarla o solo escarbar lo más sórdido de este caso?
Este texto solo considera un
reportaje, pero sin duda que el seguimiento del tema en los distintos medios se
convierte en un interesante caso a estudiar en las clases de ética de las
diferentes Facultades de Comunicación del paÃs.
Misui retornara en unos meses a
desarrollar su vida normal, cuando los medios alejen sus luces y grabadoras de
su intimidad, cuando el caso ya no sea tan mediático y resulte aburrido para
todos. Ella pasará al archivo de noticias, y ella lo sabe, quizá por eso tenga
ese coraje de increpar a los medios de comunicación por su interés morboso,
como culpándonos de sus dÃas presentes.